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Historia de la penetración persa.


Persian_Art_08, originalmente cargada por sportsphysio80.

El mercader, cansado ya de llevar la caravana de aldea en aldea decide hacer un alto en la ciudad de Cunaxa. Alli se acomoda en un albergue para mercaderes de buena posición económica, sus aposentos tienen todo lo que un mercader cansado necesita; una cómoda cama, mesas rebosantes de bandejas con frutas y bebidas varias, un balcón con fuentes y plantas exóticas y por supuesto un harén de bellas esclavas de todas partes del mundo. Pero este mercader solo quería dormir y descansar, y eso hizo. A la mañana pidió que le prepararan el baño por que hacía 5 meses que no se higienizaba. Le explicaron que los baños de lujo estaban rotos por un problema ajeno al albergue y el mercader entendió, en compensación le ofrecieron utilizar el baño personal del dueño del albergue. El mercader rechazó la oferta alegando que el no iba a higienizarse en el agua de alguien que ni conoce y que de ninguna manera podia aceptar eso sin conocer al dueño del albergue.
Cuando 2 metros de musculos dorados aparecieron ante el huesped, éste no pudo contener su cara de deseo. Los abdominales marcados a fuego, unas manos que serían dos del mercader, y un mienbro enorme, grueso, largo y recto, todo totalmente higienizado y de una perfección y pulcritud casi celestial, convencieron inmediatamente al mercader. "Ya le llamo a las bañadoras" dijo la masa de músculos. "Yo preferiría que usted me higienice" dijo el mercader, y terminaron garchando como desaforados. El mercader además desayunó, por que se tomó toda la leche que el monumento de ebano le dió directamente en la boca.

1 comentario:

Rosarioso dijo...

El mercader se la come!

Se habrá lavado las manos antes de tocar la mercadería?

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